Las dolencias de mi vida
Me postran en el marco
De esta vieja ventana.
A lo lejos escucho el aleteo
De otro ser ajeno, tan eterno.
Pétalos por alas,
Se acercó contra mareas;
Ríos oscuros y violentos
Rodearon su frágil soledad.
Vuela sobre el mar.
A toda prisa, la mariposa huyó,
Furiosa,
Diosa,
Prosa,
Hasta el cristal de mi captura.
La tormenta detrás,
Con fauces magentas,
Sagrientas.
A tientas se arrastró
Como sombra o amenaza,
Bestia sin mordaza.
Intenté abrir y dar resguardo,
Abrigo, oído y canto,
Pero fue inútil.
La mirada de la mariposa,
Como rosa en un desierto incierto,
Aceptaba su destino
Y gritaba en el silencio
“Déjame volar,
Déjame volar sobre la mar”.
No escuché o no quise escuchar,
Rompí en llanto y el cristal,
Jalé sus alas. Me arrepiento,
Fui instrumento del tormento.
Por mi culpa,
Por mi culpa,
Por mi truhan culpa.
Desgarrada la creatura entre mis dedos,
Con anhelo, esperanza y duelo;
Pero aún su voz resuena
Implorando libertad.
Sigo hincado frente al marco;
Abro manos, suelto miedos,
Las dolencias y el azar;
Quedo solo ante la tempestad.
Solo con mi mar.
Comments