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Foto del escritorVago Flores

Promesas… promesas… promesas…

Ha pasado más de un año desde que me encuentro aquí. Sin palabras. Sin comas. Sin un punto. No sé por qué dejé pasar tanto tiempo. No tengo que justificarme. Pero quiero volver. Mantenerme en forma. “Ejercitarme”, como dice un profesor. Ejercitar mis músculos escritores —o cualquier parte de mí que sea la responsable de las palabras que fluyen de mi cabeza. Quisiera publicar reseñas de libros, películas o hasta de canciones, de cualquier pendejada que me encuentre por la calle, de lo que sea que sienta que valga la pena mencionar o, simplemente, lo que se me antoje mencionar. Quisiera publicar mis cuentos, mi novela, mi voz. Quisiera tantas cosas… Sin embargo, hasta no darme cuenta de que sin disciplina no lograré nada, aquí seguiré, con palabras y promesas vanas. Ésta ya no va por ti, inusual lector. No va por mis padres ni auqellas bellas personas que tienen fe en mí y en mi talento. No, no va por mi Duende ni mi Changa —aunque en el fondo todo va por ellas—, ta tampoco va por este vago. Ésta no tiene nada que ver conmigo. Ésta va por las voces malditas que rondan entre los dedos, por los gritos ahogados en pulmones y los susurros en la coronilla de la boca. Ésta va por los demonios que viven dentro y merecen ser escritos.

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